Ya desde chiquita era medio pelotuda.
Mis abuelos tenían un depto en Mar del Plata en un primer piso.
Todos subían por el ascensor.
Menos yo. Claro.
Creo que me había quedado traumatizada porque había leído (si,"tan" chiquita no era porque ya leía, es más, tenía como 25 cuac!) un cartelito en la puerta de un ascensor que decía que no se jugara con los ascensores porque un niño había muerto atrapado entre la tapuer y el ascensor y éste lo había achurado.
Morbosísimo, lo sé.
Bien. A lo que iba es que me dan como un poco de claustrofobia estos bichos y siempre me pasa algo raro en ellos. (Menos fifar, de todo. Es más, de lo mal que me siento en ellos ni a Brad Pitt le doy un beso porque vomito.)
La otra vez, cuando me iba del depto del de los ronquidos, bajé los quichicientos pisos por el sube y baja (me despidió en la puerta, me daba verguenza bajar mil pisos por la escalera, ya había sido bastante con el diente y los ronquidos...) pero abrí la puerta antes de que llegara a la PB y se paró un cacho antes.
Yo salto -pensé-.
Pero la otra puerta nunca se abrió. ¡Ouch! Comencé a transpirar y a asustarme. ¿Y ahora qué hago? Bueno, pude resolver la situación y volví a apretar el botón de PB. (Pobre boluda, si.)
El otro día charlábamos con un amigo de estas cosas y nos reíamos porque yo le contaba que cuando subo por las escaleras en un edificio, no prendo la luces en los pisos porque tengo miedo de equivocarme y tocar un timbre. (Patético, I know)
Y él me contó que a raíz de que se había cortado la luz en su laburo tuvo que subir los seis pisos por la escalera. Cuando salió al palier en vez de ver las tres puertas de siempre, vio dos.
"Qué país inestable..." -pensó-.
Claro, se había equivocado de piso. Lo que me reí no tiene nombre. (A vos te dedico este post.) Eso es una tremenda Luleteada. Parece que lo tonto se pega, che.
Volvamos a los ascensores. (Me pregunto por qué no se llaman "descensores")
Una vez fui a una entrevista de laburo en un edificio enooorrrrrme. Entré en el maldito subidor y cuando llegué al piso correcto, éste se detuvo pero delante de una pared.
DANGER RE CONTRA RE DANGER!!!!!
Así me quedé estática varios minutos hasta que escuché un ruido detrás mío. La chica de la recepción me estaba abriendo la puerta.
Ahora ya saben por qué no estoy laburando ahí. ¿Se dan cuenta, no?
¿Y yo que sabía que eso era posible?
Lo mejor es cómo se comporta la gente dentro de estos artefactos del demonio...
Bueno, mejor la corto acá y eso lo cuento en otro post. Aaaaiiii sisisis... como en las telenovelas. Quedensé con la intriga.
Mis abuelos tenían un depto en Mar del Plata en un primer piso.
Todos subían por el ascensor.
Menos yo. Claro.
Creo que me había quedado traumatizada porque había leído (si,"tan" chiquita no era porque ya leía, es más, tenía como 25 cuac!) un cartelito en la puerta de un ascensor que decía que no se jugara con los ascensores porque un niño había muerto atrapado entre la tapuer y el ascensor y éste lo había achurado.
Morbosísimo, lo sé.
Bien. A lo que iba es que me dan como un poco de claustrofobia estos bichos y siempre me pasa algo raro en ellos. (Menos fifar, de todo. Es más, de lo mal que me siento en ellos ni a Brad Pitt le doy un beso porque vomito.)
La otra vez, cuando me iba del depto del de los ronquidos, bajé los quichicientos pisos por el sube y baja (me despidió en la puerta, me daba verguenza bajar mil pisos por la escalera, ya había sido bastante con el diente y los ronquidos...) pero abrí la puerta antes de que llegara a la PB y se paró un cacho antes.
Yo salto -pensé-.
Pero la otra puerta nunca se abrió. ¡Ouch! Comencé a transpirar y a asustarme. ¿Y ahora qué hago? Bueno, pude resolver la situación y volví a apretar el botón de PB. (Pobre boluda, si.)
El otro día charlábamos con un amigo de estas cosas y nos reíamos porque yo le contaba que cuando subo por las escaleras en un edificio, no prendo la luces en los pisos porque tengo miedo de equivocarme y tocar un timbre. (Patético, I know)
Y él me contó que a raíz de que se había cortado la luz en su laburo tuvo que subir los seis pisos por la escalera. Cuando salió al palier en vez de ver las tres puertas de siempre, vio dos.
"Qué país inestable..." -pensó-.
Claro, se había equivocado de piso. Lo que me reí no tiene nombre. (A vos te dedico este post.) Eso es una tremenda Luleteada. Parece que lo tonto se pega, che.
Volvamos a los ascensores. (Me pregunto por qué no se llaman "descensores")
Una vez fui a una entrevista de laburo en un edificio enooorrrrrme. Entré en el maldito subidor y cuando llegué al piso correcto, éste se detuvo pero delante de una pared.
DANGER RE CONTRA RE DANGER!!!!!
Así me quedé estática varios minutos hasta que escuché un ruido detrás mío. La chica de la recepción me estaba abriendo la puerta.
Ahora ya saben por qué no estoy laburando ahí. ¿Se dan cuenta, no?
¿Y yo que sabía que eso era posible?
Lo mejor es cómo se comporta la gente dentro de estos artefactos del demonio...
Bueno, mejor la corto acá y eso lo cuento en otro post. Aaaaiiii sisisis... como en las telenovelas. Quedensé con la intriga.
To be continued.