Lunes.
Maldito lunes. Tengo mucho laburo, a la tarde doy clases hasta las 7 y me acosté a las cinco y media de la matina.
Qué día me espera...
Early in the morning:
Jefe: ¡Buenos días! ¿Cómo estás hoy?
Lulet: (¡Pero qué alegría tiene el Doc. hoy! Mhmhmh... ¿me vendrá con una pálida?) Buen día doctor, estoy espléndida, gracias. ¿Y ud.?
Jefe: Bien, bien y qué suerte que hoy te viniste muy linda porque vienen los extranjeros.
Yo: (¡Nunca me cambié de anoche! Vestimenta cero oficinesca, sólo me agregué una camisa que fue lo primero que encontré y el make up es el mismo de ayer que nunca me saqué. Pero ningún hombre -que no me haya visto anoche- se daría cuenta.) ¿Qué extranjeros, doc?
Jefe: Los que te dije que iban a venir hoy. Los futuros clientes.
Yo: (Ahhh, nooooo…. Lo mato… pero me había dicho que venían el mes que viene.) Doctor, me dijo que venían el el mes que viene, no hoy.
Jefe: Si, me olvidé de avisarte… Dale, prepará la presentación que seguro va a quedar bárbara.
No es justo, ¡cómo no me avisó! Siempre lo mismo. Y: ¿“prepará la presentación”? Mirá flaco, yo me voy a casa y que la fuerza te acompañe… Y si a las diez nadie te hizo el mate cocido… ¡a-yu-da-te!
Ok, estoy TTT (till the tits). A hacer el PPT.
Desesperada, agarré una presentación vieja, la “guardé como” y me dediqué a retocarla. Bendito Powerpoint, qué de boludeces que se pueden hacer con él.
Para cuando estaba terminando la presentation, cayeron los extranjeros. Los senté en la sala de reuniones, las di café, charlé del clima y fui a buscar a mi jefe.
Yo: ¡Todo listo!
Pasé el docu, dije cinco boludeces en inglés, otras tantas en mi italiano de cinco años de secundaria durante la que me pasé pelotudeando (que creo que ni los italianos, ni lso argentinos ni los norteamericanos me entendieron) y me propuse a ir feliz a mi oficina a leer el en paz cuando vi a dos pollos, gordos y feos correteando por el living de la oficina.
Fuck!
Todo bien, pero agarrar a los pollitos bebé es una dulzura. ¡Los pollos grandes son un asco! ¡Cuanto más grandes más feos!
Me dan pena. El final con las patas estiradas me da tristeza. No puedo adoptarlos en serio, ¿no? No da… ¿no? Además, ¿cómo le explico a mi jefe? "Doc, me llevé los pollos de muestra de la granja, no los va a poder analizar". Y no. Encima, con lo que le gusta el pollo a Luna, mi gata, se los terminaría morfando…
Estuve luchando con los “pollitos en fuga” durante un largo rato. Los corrí hasta el patio y devuelta al linving. Imaginen la situación. Encima iban dejando caca a cada paso. La oficina ya era un asco.
En un momento, cuando ya los tenía acorralados, salen los ejecutivos de la sala e imaginen la situation:
La minita vestida con pantalón negro de lino ajustado, una especie de musculosa roja escotadísima y arriba de eso una camisa blanca manga ¾ (o litro y medio para los amigos). Los pelos parados y despeindados y ojeras de “anoche no dormí” completamente despatarrada acorralando a 2 pollos en una esquina del linving.
Me debo haber puesto azul de la vergüenza.
Nada, los saludé con mi mejor sonrisa, me hice 100% la boluda y cuando mi jefe volvió a entrar le dije:
Yo: Agárrelos ud. Porque debo haber bajado 5 kilos de lo que los corrí.
El tipo se acercó y al toque los agarró.
Claaaaaaaaaaro, pensé, e él no se le paran de manos porque le tienen miedo, ¿no? Él es quien los pichicatea...
Buéh. Cuando me estaba sentando a leer me dice el jefe:
Jefe: ¡Lulet! Dos cosas:
Yo: Ok, pero si es “¿ya?”, no puedo.
Jefe: Sí. YA me tenés que preparar un informe de todos los precios de alimentos balanceados desde el 90 a hoy para estos tipos que vinieron hoy. Y en dos versiones, una en castellano y otra en inglés por favor.
Yo: WHAT? WTF!
Jefe: Y la otra es que estos tipos te quieren poner en su próxima publicidad gráfica al lado de un pollo sosteniendo su marca de alimentos balanceados.