7.3.25

De compras en el conur

Me tenía que comprar un pantalón oficinesco.


Lulet: Hola. Me gusta este

Vendedora: ¿Qué talle usás, negri, 1 o 2?

Lulet: (¿Negri? ¿1? ¿Te olvidaste los anteojos?) No sé… Como para mí, grande, no lo quiero ajustado.


Me trae uno, lo miro y…


Lulet: No, no, no… esto no me va a pasar ni por la pantorrilla.

Vendedora: Mirá que es un talle 2, negri.

Lulet: (Bueno, debe ser que en esta casa los talles van del 1 al 60…) Para mí no me va a entrar.

Vendedora: No, negri, probátelo, se estira.

Lulet: Pero mirá que no quiero que me quede como una calza, ¿eh?


Stop! Acá en Boulogne, la mayoría de los locales de ropa tienen probadores tamaño casita de la Barby. Deben medir .50 x .50. Guarda que no se te caiga nada porque si te agachás, el culo se te sale por afuera de la cortina y si te querés probar un vestido, tenés que tener cuidado de no pegarle un codazo a las paredes laterales porque son de papel y podés sacarle un ojo a la chica del cubículo de al lado.


Lulet: Mejor traeme un 4 y de ahí vemos.

Vendedora: Negri, este es el 4.

Lulet: (Y dale, con el “negri”) Gracias.


Empiezo a sacarme el pantalón que tenía puesto y escucho: 


Vendedora: ¿Y negri? ¿Cómo te fue?


Meto panza pa’ dentro y logro abrochar el botón, me miro al espejo y veo un matambre transpirado con cara de Lulet. Un espanto.


Abro la cortina para que me dé algo de aire antes de empezar a despegarme de la piel el pantalón y:


Vendedora: ¡Ay! ¡Negri! ¡Pero qué lindo te queda!


Esta chica o me vio cara de pelotuda amatambrada o carece de sentido común. 


Lulet: Parezco Lía Crucet, que en paz descanse.

Vendedora: ¿Quién? No, negri, te queda bárbaro, te hace muy buena cola.


Era un pantalón de laburo, gente.¿Quién quiere mostrar el orto en el laburo?


Lulet: Gracias, negri. Lo consulto con el oráculo de Delfos y vuelvo.

Vendedora: ¿Con quién?


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